Más allá del Paisaje
Milagros Bonino
Cuando el alma guarda inquietudes singulares, esas que suelen ir más allá de lo normal, surgen miradas que penetran la realidad para llegar hasta lugares reservado para pocos. Si además esa alma cuenta con talentos que son educados y desarrollados con rigor el resultado logra aquello que es fácil o imposible: conmover al observador que solo toma nota de los resultados. Milagro, como su nombre lo indica.
Su obra llamó mi atención de inmediato, allí había algo que no podía describir, precisar. Se trataba de una pesquisa arbitraria, detenerme a contemplar su obra resultaba entonces un ejercicio rutinario sin mayores expectativas. Grande fue mi sorpresa cuando frente a las obras experimenté esa sensación de contacto que va más allá de la simple apreciación de formas empáticas.
Con apenas veintitrés inviernos, Milagros Bonino me sorprendió con su obra con la que el contacto es directo y como un disparador divino me lleva hacia otras inquietudes, por lo pronto en lo inmediato, conocerla.
Su taller tiene luz solar. Mucha luz solar; al ingresar un pequeño hall se convierte en atrio y al demorar mi llegada, con apenas tres obras enmarcadas con orgullo me prepara para lo que sigue. Son trabajos de Milagros, cuando apenas contaba ocho años. El taller ocupa un sector en la casa de su abuela y todo presenta un orden particular en el que la mano ancestral se hace evidente. Contra la idea general que todos alimentamos acerca del espacio de trabajos de los artistas, aquí el orden y la limpieza dan cuenta de método, constancia y concentración extrema, elementos presentes en la obra de Bonino.
Cuando me encuentro con personajes como Milagros Bonino siempre me cuestiono acerca de la naturaleza de las cosas y entonces para tranquilizarme simplifico al asumir que nacieron así, destinadas para contar cosas de una manera especial. Es entonces que sospecho que Milagros nació artista plástica y asumo que el dibujo y el color siempre han estado presentes en su vida. Al escucharla me corrijo, ha dudado, ha luchado y ha triunfado.
…al terminar bachillerato me orientaba hacia “Veterinaria”, que era una opción clara… me confiesa. El constante apoyo de su familia, su madre en particular, estalla en una anécdota. Un día cualquiera, en una peluquería, la madre de Milagros leyó una nota al respecto de un prestigioso artista plástico argentino, residente en Europa, que brindaba una charla en Buenos Aires. -mándale un mensaje por Facebook- fue el consejo materno.Luego de darle vueltas al asunto, la Milagros de 18 años, decidió enviar el mensaje, a Helmut Ditsch desde la cuenta de Facebook de su madre. La respuesta no demoró y aquella charla en Buenos Aires dio paso a un encuentro en el que el maestro revisó la obra de Milagros y casi de inmediato surgió la invitación para visitar su taller en Vaduz, Liechtenstein, para trabajar con él. La experiencia resultó de una intensidad difícil de explicar. Fueron tres meses de intenso trabajo que marcaron definitivamente el camino de Milagros Bonino en el mundo del arte. Las dudas se disiparon y así la artista plástica que en ella vivía ya no tenía espacio para otra cosa.
Actualmente Milagros cursa Artes Visuales en la Universidad Católica, trabaja con riguroso orden en su pequeño pero cálido taller instalado en la casa de su abuela y mantiene una intensa relación con Helmut Ditsch; a quién considera su maestro. Y no tiene apuro, pinta para ella y recibe encargos que atiende con igual pasión.
Su obra se concentra, en esta etapa, en los animales y el paisaje rural uruguayo, dos de sus grandes pasiones. Su dibujo, extremadamente riguroso convive con el desenfado del color y una visión propia que registra formas, pero también emociones que dominan la escena en la que el talento despunta.
Ahora, para profundizar en la obra y el momento que vive Milagros decidí ir tras su maestro, del que tenía escasa información. Importa saber que Helmut Ditsch (59 años) es argentino y sus obras se inspiran en puntos extremos de la naturaleza y son elaboradas sobre lienzos que alcanzan dimensiones monumentales. Marcado por Nietzsche y su forma vitalista de entender el arte tanto como por la filosofía existencialista de Heidegger, Ditsch contempla como una unidad su propia vida y su reflexión pictórica. Los críticos definen que sólo mediante la reflexión y el trabajo a fondo de las percepciones, se alcanza ese impacto sublime que produce su obra. Justamente, la identificación de su arte siempre ha sido también motivo de polémicas para los especialistas. Han intentado referenciarlo dentro del hiperrealismo, sin embargo, actualmente, en Europa, comenzaron a denominar a su obra Realismo Vivencial, aduciendo a que la obra de Ditsch no se somete a ninguna concepción pictórica, ni naturalista, ni realista, sino que nace de la experiencia vitalista y mística de la naturaleza. La pasión de Milagros ha encontrado en el trabajo de Ditsch un modelo que seguramente superará con el vuelo propio que alimenta su pasión, su talento y el rigor.